Las crónicas microbiológicas

Creí que solo en Bachillerato
haría en clase algo de verso.
Me equivoqué de cabo a rabo
en la carrera en tercero rimo esto.

El tema, los bellos Trypanosomas,
transmitidos por chinches y moscas tsé-tsé.
El sueño abunda aquí entre las personas
y mosca alguna sin embargo no se ve.

Una rima tonta, un verso sin sentido,
patologías terribles y enfermedades raras.
Me recorre ahora un fuerte escalofrío
cuando mencionan la enfermedad de Chagas.

Y seguimos encerrados en estas paredes,
mientras nos deprimimos viendo el reloj.
Cada vez los minutos más largos parecen
mientras los compañeros siguen la exposición.

Punta, a todo le pone puntilla,
menos a los huevos, la profesora.
Todo son quejas por tonterías,
todo grave para dicha puntillosa.

A Stefan exponer ahora le toca:
habla sobre condiciones de seguridad,
que no es enfermedad de declaración obligatoria
y que se han descrito casos de transmisión sexual.

Y la exposición no se acaba,
pero sí lo hace mi paciencia.
El hartazgo resuena en todo el aula,
fuera queda la madre de la ciencia.

Ahora degenera en política y economía
y mi paciencia acaba aquí.
Sin ciencia, para atender no hay cabida.
Este poema ha llegado a su fin.