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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

lunes, 12 de septiembre de 2022

Hace diez años de mi primer golpe de efecto

Hace diez años ya de mi primer golpe de efecto,
de la primera vez que me sorprendí 
superando todos mis miedos,
teniendo una voluntad de hierro
y una pasión incandescente.
Hace diez años, cambiaron las reglas
y me encontré nuevos horizontes
en los que pude tocar las estrellas,
en los que la más valiosa meta
rra no olvidarme de ser feliz.

Recuerdo charlar con Cris y subir juntos
aquellas escaleras por primera vez.
Recuerdo la primera clase con Mar,
recuerdo empezar a recordar
nombres que jamás olvidaré,
sean para bien o para mal.
Recuerdo como me hice amigo de Amparo,
y como ella y Patri me vacilaban.
Recuerdo como dejaba poemas abandonados
para que otros me leyeran
cuando aún no sabía que era 
ni aprendiz de poeta.
Recuerdo que Andrea guardó en su agenda
aquel primer poema sobre París
y que me lo enseñaba siempre
haciéndome creer más en mí. 

Recuerdo los trabajos en la Biblioteca,
recuerdo los ratos por los pasillos,
aquel dia de huelga que fuimos cinco.
Me acuerdo de Jon, de Diego, de Inma
y de sus clases tan divertidas.
Aguayo aún me suscita respeto
y Luismi y Ricardo me siguen pareciendo
un desafío imposible de batir.
Añoro los debates con Mata, el culpable
de que en mi habitación guarde a Descartes,
A Kant, a Nietzsche, a Camus o a Sartre.
Pero, sin duda, es Mar, con o sin su pelo liso,
con sus chistes matemáticos
y con su amor por enseñar
aquella que me llevó mucho más allá. 
Hace diez años que le hice un sitio
que no habrá nadie que le pueda arrebatar.

Me acuerdo aún de mis compañeros,
fueran o no de mi clase.
A muchos les he perdido la pista,
Pero otros siguen siendo parte de mi vida
sin importar el tiempo que pase.
Podría dar nombres hasta hartarme,
podría dar apellidos sin equivocarme,
porque desde Aparicio hasta Villaverde,
siguen teniendo todos un hueco en mi corazón,
sigo teniendo un disco con una canción 
que guarda lo que eran cada uno entonces. 

Tengo aún la última orla colgada,
tengo un corazón de papel de Paloma,
una foto de Praga en la que Natalia
está tal y como la quiero recordar.
Tengo aún las felicitaciones de cumpleaños,
aquel cuaderno en el que escribía poemas
de cosas que aún no había experimentado
y que, ahora que pasaron diez años,
siento tan ingenuos como los recuerdos
que ahora estoy rememorando.

Hace diez años de mi primer día en San Viator, 
y hacía mucho que no recordaba este día,
quizás porque hace demasiado que siento
que aquel que fui fue tan solo un espejismo,
un milagro, el punto álgido de mi vida
antes de comenzar con el descenso
en el que durante mucho tiempo estuve metido.
Pero ahora que salgo de los infiernos
Y que comienzo a tener perspectiva,
quiero recordarlo todo de nuevo
y recordarme a mi mismo que me merezco
que la vida me sonría y que puedo 
conseguirlo igual que entonces.
Hace diez años ya de mi mejor golpe de efecto.
Hace diez años, una semilla sembraron
y sus frutos son hermosos recuerdos
que aún me siguen alimentando.

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