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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

lunes, 30 de diciembre de 2019

Adiós 2019

Acaba el año y me remito
a los primeros versos del mismo.
Me armé de mucha magia
para obtener la deseada calma
que hacía ya un tiempo perdí
por culpa de no decidir
los caminos mas apropiados
en momentos desacertados.

Empecé el año perdiendo,
perdiéndome y muriendo.
La noche se cernió sobre mí,
y vi a muchos sueños morir.
Pero, en medio de la tormenta,
tuve una extraña certeza:
alguien estaba por llegar
y todo podría cambiar.

De tierras bien lejanas,
llegó Dafne como si nada
y, día tras día, los hechizos
tuvieron un curioso brillo.
Llegó un ser de fantasía
a rearmar todas las poesías
y algunas tardes de locura
bañadas en pura dulzura.

Volvió la dama de Olmedo,
amistad que bendigo de nuevo.
Me resguardé en la gente
que supo estar para mí siempre
incluso cuando les di la espalda
y mi suerte fue más en alza.
He sido demasiado afortunado
en este alocado año.

He aprendido a rendirme
en las batallas imposibles,
a soltar manos y romper puentes
para prevenir al presente
de injustas heridas del pasado
por las que ya he llorado.
He descubierto otro Madrid
donde se puede ser más feliz.

Y pensándolo con calma,
esta década se acaba
y me encuentro sorprendido
viendo cómo ha sobrevivido
una ilusión que di por muerta.
una magia que creí dispuesta
a perderse en nubes de madurez
de futuros crueles por doquier.

Hemos crecido tanto,
hemos reído y llorado,
hemos volado muy por encima
de todas las expectativas.
Al final solo me queda gratitud
por aquellos que, con o sin acritud,
me odiaron o me quisieron,
o les sentí con cualquier sentimiento.

Cris, Clara, mil gracias
por echaros a la espalda
casi todas las lágrimas este año.
Paloma, Clara, Santiago,
gracias por ser el mejor apoyo
contra esta década de locos.
Gracias Alicia, Yuliya, Irene.
Gracias Stefan, gracias Celeste.

Gracias por todo amigos,
por estar siempre conmigo.
Gracias por todo familia,
por importaros más mi sonrisa
de lo que a mí me importaba
en las noches más amargas.
Gracias abuelo, por siempre estar
a mi lado en algún plano astral.

Este año ha sido una locura,
la remontada de mayor dulzura
por una década de infarto
y un verano lleno de caos.
Pero este final, aunque provisional,
tan solo sabe a pura felicidad.
Por eso, Dafne, gracias infinitas
por todo lo que trajiste a mi vida.

Se cierra de nuevo una etapa,
y una nueva nos atrapa.
¿Quién sabe que nos espera
para el año dos mil treinta?
Queda aún mucho que ver,
mucha magia que aprender,
queda aún mucha vida,
que llenar de bellas poesías.

martes, 24 de diciembre de 2019

De la magia de Dafne y su tiempo

Justo cuando creí
que era el momento
en el que me debía rendir
a la decadencia,
me encontré a mi cabeza
guiándome más allá
de lo que jamás
me imaginé.

¿Amarok destruido?
Vamos a Avgiduil.
¿Futuros inciertos?
Juguemos con ellos.
¿Magia decadente?
Pon a prueba tu suerte.
Este mundo es inmenso,
y hay magia en todas partes.
¿Tu corazón está viejo?
Te presento a Dafne.

Ojalá pudiera decir que
todos estos meses fueron
así de buenos
por mi propia magia.
Pero Dafne es distinta:
ya solo su sonrisa
sacude los cimientos
de mi mundo entero.

Aprendí las lecciones
que jamás debí olvidar.
Quererse a uno mismo
por encima de lo demás.
Armarme de valor,
y golpear a la vida
y al dolor
con la fuerza de mil soles
todos a punto de explotar.

Me he convertido en un destello
de energía mucho más blanca.
Un estado de mayor calma
en el que, si me hace falta,
Dafne me aparta los árboles
para poder ver el bosque
con el sencillo roce
de sus dedos.

Soy más creativo, más fuerte,
y aprendí a pensar algo menos,
al menos, cuando no conviene.
Me sumergí en el bello caos,
siendo el último óbice
antes del último estado
que tendría mi vida este año.
Soy un polivalente orgulloso,
que vivo siempre entre mundos,
alternando entre muchos
hechizos de diverso tipo.
El pasado duele menos
y todo mi impulso proviene
de tentar a la suerte
para sonreír un poco más
cada día.

Y pensé que la magia moría
llegados a ciertos estados de la vida.
Y aquí estoy sin embargo,
mucho más mágico que nunca,
sin intentar huir de lo malo,
sino intentando lucharlo.

Por eso no me equivoco
si digo que Dafne
es el mayor tesoro
que podría haber encontrado
en este intenso año.
Me ha cambiado la vida,
me la ha llenado de sonrisas
y es tan excepcional
que mi alter ego poético
jamás la podrá superar.

domingo, 22 de diciembre de 2019

De hijo a padre

Ya eres mayor, y no es culpa tuya,
pero aún tienes mucho que aprender
y mucho mas que enseñar(me)
contra la realidad oscura
de la vida.

Tus miedos puede
que estén mañana,
pero las oportunidades
para que seas feliz
Con los que te acompañan
puede que no.

La vida a veces es dolor
Y las cargas
quizás te asfixien
en alguna ocasión.
Pero todo ira bien:
estamos aquí,
te queremos
y jamás te daremos
La espalda.

Con todas las veces que caí
y que tú me enseñaste a levantarme.
Con todos esos viajes,
todas las canciones compartidas
y todas esas lecciones,
¿cómo no voy a querer ser tu muleta,
tu muro de carga
o tu punto de apoyo para
que muevas el mundo
hacia tu favor de nuevo?

Insisto: la vida no deja de doler,
pero el dolor nos enseña a vivir
con quienes queremos cuando se puede
y con quienes podamos cuando se quiere
como podamos cuando queramos
y como queramos cuando podamos.
Nunca será “pudimos” si no quisimos
ni “querremos”, si no podemos.

Los miedos morirán
con el viejo que serás
los sueños puede que mucho antes.
Confía en mí, es solo un bache
y el sol saldrá más fuerte mañana.
Vive tranquilo y vive feliz
poco a poco la vida
encuentra en el perpetuo caos
la dulce inestabilidad
De una nueva armonía.

Y a todo esto,
se me olvidó
el verdadero propósito
de este poema.
Celebrar que al jamón
le has dado ya la vuelta.
Papá, felices cincuenta.
Que sigamos siendo
alegría recíproca
por mucho tiempo.

De la magia de las antimusas y de su tiempo

Me hice poeta y comenzó
la primera de muchas
etapas confusas
que ha tenido mi vida.
Las quise, de la forma
en la que quieres
a quien no puedes
tener más cerca.
Por no ser, por tanto,
no eran siquiera musas,
sino, más bien, antimusas.

Y aprendí mucho
de estos seres oscilantes
entre etéreas realidades
y realistas fantasías.
Mi magia empezó a ser
de un poder inmenso
en el mundo de los sueños
y, poco a poco,
mi lado pasional fue
tomando el control.
Daba más pelea,
aunque alguna vez tuviera
un precio muy alto
que pagar.

Fui huracán, guiando
los vientos más poderosos.
Pero vi de pronto
gente más fuerte
y con la determinación
de hacer daño.
Aprendí a ponerme a salvo:
hechizos defensivos,
encantamientos variopintos
para entrar en las mentes,
distorsionar la realidad
y evitar golpes fuertes
lo máximo que se pudiera.

Conocí mis mayores límites
de ponzoña y oscuridad
y de luz y de vitalidad.
De una de mis antimusas,
aprendí la fortaleza
de librar muchas luchas
en el mismo instante.
Las lluvias de meteoros,
no eran ningún tesoro,
pues la suerte comenzó
a tener un nuevo proceder.

Manipular los sueños,
escapar de mentes ajenas
y el ganar todas las guerras,
aunque vengan del golpe.
Lecciones bañadas en oro
de épocas a veces confusas.
Y, en verdad , las antimusas
me enseñaron mucho más
de lo que al principio creí.
Pero al final, todo pasa por mí
y por mi forma de afrontar
una vida que torna amarga
y que se me hace imposible
de asumir sin un poco de magia.

sábado, 21 de diciembre de 2019

De la magia original

Los tiempos cambian,
pero antes de ser
trozos de magia
de otras personas,
solía ser ya mago.

Mago natural
como lo era mi mentor.
Empecé con lanzar
 hojas a la gente
o agua a mi alrededor.

Poco a poco, el germen
de magia creció en mí.
Nadar nunca fue mi fuerte,
pero los hechizos de agua
los dominé sin sufrir.

Supe cómo tomar el mundo
y llenarlo con mi chispa.
A cada año, mayor el triunfo
de mi mundo de fantasía
sobre el mundo real.

Invoqué fuerzas
que no podía controlar:
la mayor de las tormentas
y toda la inmensa furia
de la madre naturaleza.

El ardor que emanaba
se hizo tan intenso,
que lanzaba llamas
por todos los lugares
de mi cuerpo.

Pero siendo de agua,
y siempre prefiriéndola,
logré la fuerza despiadada
de una ola gigante
en la palma de mi mano.

Volé, crecí hasta lograr
cuatro fuerzas
 donde ninguna solía estar:
héroe y mago,
justiciero y villano.

Sin controlar mis pasiones,
proseguí mi viaje.
Encontré nuevos rincones
con la magia más poderosa:
el amor hacia otra persona.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Mochilas

Recuerdo en ciertos momentos
las mochilas de aquellos
que caminaron o caminan
a mi lado.
Recuerdo, como si aún la viera,
la mochila amarilla de Stefan,
que siempre era buena guía
en el metro.

Recuerdo la mochila de rayas
azules que Celeste portaba
y que algunas veces aún veo,
mas sin ella.
La mochila negra de Irene
y la negra de Aníbal que tiene
un logotipo que el mundo entero
conoce.

Recuerdo la mochila de Amparo
el fondo era azul o quizás morado
y con formas de lo más variadas
y coloridas.
Recuerdo la mochila de Santiago,
sencilla como el ser humano
tan encantador que la carga
tranquilamente.

No recuerdo la mochila de Paloma,
su recuerdo escapa de mi persona
a diferencia de todo lo bueno
que por mi hizo.
Ojalá hubiera visto la de Clara
e intuyera de las de Alicia y Sara,
pero no sería el mejor recuerdo
a su lado.

Hay mochilas que no olvidaré,
por más que lo pueda querer
olvidar.
Mis mochilas representando,
mis pesos reales e imaginarios,
por ejemplo.

¿Y que hay de aquellas personas
que en vez de mochilas portan
grandes bolsos?
De Laura, por ejemplo, recuerdo más
su bolso negro tan descomunal
siempre con hueco.

¿Reflejo de lo que somos
o una oda hecha por locos?
Las mochilas,
y también los bolsos, cuidan
esa parte de todos optimista
y soñadora.

Las mías ya empequeñecen,
recordándome que para siempre
jamás lo es.
Pero aún queda viaje y espero
poder guardar más recuerdos
de muchas más mochilas.