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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

jueves, 12 de marzo de 2015

Hielo incandescente, fuego helado

Hace días que estoy taciturno,
suspiro por la llegada del invierno,
hace días que estoy confuso,
que me camuflo en lo incierto.
Hace días que no sé reír
pero tampoco sé llorar
me imagino una vida sin ti
pero en la que tú estás.

Quizás ahora que todo es tan difuso
encuentro dentro de mí a armonía,
pero parece que es el turno
de que gobiernen las pesadillas.
Menos mal que queda algo de luz,
llegada de tus ojos para guiarme,
menos mal que me quedas tú:
un corazón en el que resguardarme.

Que el verano nos sorprendió a ambos,
y el invierno nos cautivó sin la nieve,
que gastaría una vida entre tus brazos
y otras dos más en poder complacerte,
y las vidas restantes, te las daría a ti,
pues me sobra vida si no es contigo
me sobran labios si no saben a tu carmín,
y palabras que no sean tuyas a mi oído.

Que mis manos arden y las tuyas son frías,
que mi corazón se hiela, pero el tuyo es fuego,
que estar contigo es una dulce alegoría
la dulce forma de mediar entre fuego y hielo
la sutil forma de aprender de nuevo a sonreír,
la sutil forma de comprender lo que significa amar,
el amargo deseo de revivir una vida antes de ti
y no saber vivirla nunca si tú no estás.

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