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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

lunes, 15 de diciembre de 2014

La mayor aventura de todos los tiempos IV

El final de la escalera me lleva al cielo,
y sobre las nubes ahora me elevo,
alzándome muchos metros sobre el suelo.

Por un sendero de nubes me muevo
hasta que llego a otro misterioso castillo,
y me dispongo a entrar en un mundo nuevo.

El castillo deslumbra esplendoroso con su brillo
fantasía y realidad se cruzan en las alturas,
haciendo que me tiemblen los tobillos.

El interior del castillo es una andanza dura,
escaleras sin salidas y que desafían la realidad,
convierten al castillo en una tediosa andadura.

Tras horas de búsqueda, se distingue con claridad
la salida hacia la parte más alta,
que nos muestra el cielo en toda su totalidad.

Pero una duda entonces me asalta,
y es hacia donde sigue este viaje,
cuando entonces veo algo que me sobresalta.

La torre del castillo guarda un pasaje,
en el que entro sin pensar demasiado,
me inunda el miedo, pero me sobra coraje.

El suelo termina y yo salto despreocupado,
me separan del suelo más de cinco millas,
pero algo me dice que eso esta arreglado.

Veo solo un camino de baldosas amarillas,
y me doy cuenta de que termina mi vida
y me invaden mil y un pesadillas.

Pero un viento me frena enseguida,
y poso los pies con delicadeza
sintiendo mi alma de nuevo revivida.

El mar se impone al fondo con fortaleza,
pero mi camino no sigue por allí,
por lo que sigo adelante con esta proeza.

El camino amarillo me aleja del mar que antes vi
todo parece tranquilo, ya pasó lo peor,
o eso siento cuando camino por aquí.

Las baldosas amarillas me llevan con temor
al final de mi imaginación y su vuelo,
que afronto con decisión y valor.

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