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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

domingo, 27 de marzo de 2022

Canción de amor interapocalíptica

Ahora que todo está del revés,
es llegar a tus brazos la esperanza
de que todo vaya a ir bien.
La pandemia no nos hizo mejores,
las modas de variantes pasadas
se repiten con la mismas conclusiones.
Pero no importa el desabastecimiento,
y aunque falten leche, aceite o huevos;
siguen siendo tus "te quiero"
el bien mas preciado que anhelo
y que deseo que sea imperecedero.

¿Quién sabe qué más trucos guarda
el coronavirus en la manga?
¿Quién sabe quién nos robará
el mes de abril en esta ocasión?
Si bien Putin llega hasta León,
o si por fin se ve de verdad
el mar desde los bancos de Madrid;
lo mejor que puedo hacer es seguir
el camino que me lleve a tu lado,
a las tardes bajo el naranjo,
a los mundos sin mascarilla,
o a aquellos con jardines
llenos de flores silvestres amarillas
bajo un cielo de colores imposibles.

Y da igual una bomba nuclear
o si a España le da por reinstaurar 
el fascismo en el gobierno. 
No me importa si la vida quiere
servirnos guarnición de sufrimiento:
nos la comeremos con una ración de besos,
tirando los dados de nuevo
y buscando ese viejo siete
que antes era tan habitual.

La semana pasa
y yo solo pienso en volver a verte
Aunque a veces parezca 
que el mundo se va a acabar.
Porque en este mundo preapocalíptico,
postapocalíptico, interapocalíptico,
todo tiene cada vez menos sentido,
menos que quiero pasar contigo
todos los finales del mundo posibles,
sean donde sean y cuando sean.
Seguiré haciéndote poemas 
que te recuerden días felices
y que hagan los días más tristes
algo digno de recordar.
El fin del mundo puede esperar 
sino te tengo entre mis brazos,
pero si me encuentra a tu lado,
tengo seguro que lucharé
siempre por cinco minutos más
en los que pueda parecer
que la vida no ha hecho más que empezar.

jueves, 17 de marzo de 2022

22 horas en vela IV - Horas aún sin compensar

Ya despierto, pero sin la luz adecuada,
el sol me encontró pero yo a él no.
Mantengo una incombustible deflagración
y no queda fósforo ni madera.
Soy ceniza, soy la sombra de la cerilla
que aún vive con la cabeza inmersa
en un propósito que le costó la vida.

Pero yo sigo vivo, aunque vacío.
Y es que el fuego quemó las risas,
quemó las esperanzas y aquellos delirios
que hacían la vida un poco mejor;
dejando solo aquellos por los que vivo,
casi por no tener otra mejor opción. 

Estoy despierto pero, ¿a qué precio?
Sumo diez horas en todo el fin de semana
y las siete de hoy no están compensadas,
igual que diez mil matices negros 
no se ocultan tras un punto blanco.
La semana de nuevo se está acabando
y casi prefiero que así sea
porque, aunque me paso los días cansado,
los fines de semana comienzan
siempre con el pie equivocado.
Se sigue oyendo al fuego devorando
las cenizas de todo lo que arde.

Se acerca la primavera,
pero jamás pensé
que se sentiría una tan invernal
como se siente esta.
Parece que va a llover,
pero dentro de mí hace días
que no deja de diluviar.

22 horas en vela III - Cuando el sol me encuentre

Me muero de sueño 
y dudo que me quede mucho tiempo 
hasta que se cierren por completo
mis ojos y sean solo un recuerdo
todas las cosas que hoy sucedieron.
Estoy solo, pero estoy sereno:
se cierran mis ojos, me muero de sueño.
Creí que el sol me encontraría despierto,
al igual que ayer;
pero hoy me podrá ver
descansando entre versos incompletos...

22 horas en vela II - Noches extrañas

Últimamente me doy cuenta
que poco queda del monstruo
que hace mucho creí que era.
Estoy curtido, estoy pulido,
pero me he llenado de polvo
y he perdido casi todo mi brillo.

Últimamente me doy cuenta
que el verdadero problema
no es que yo sea un monstruo,
sino que el mundo está repleto
de personas sin ningún otro modo
de vivir que no sea hiriendo.

Y la verdad es que no podemos
pasarnos la vida matando monstruos:
hay que escucharlos y entenderlos
y hay que evitar hacer propios
los venenos que tantas veces emanan
y que se cuelan a veces en nuestras entrañas.

De nuevo, otra noche extraña
que continúa hasta que llega el día.
Algunas personas cambian,
algunos sitios se renuevan,
pero las sensaciones de este poema
duran para toda la vida.

22 horas en vela I - Absoluto silencio

Me tumbo en la cama,
después de un día tan largo,
y me es imposible dormir;
pese a haber ahora bostezado.
El silencio de nuevo me acompaña,
pero en mi cabeza hay demasiado ruido. 
La vida son solo unos pocos suspiros
y yo me paso la vida hiperventilando,
ahogándome más y más rápido,
sin sacar a veces alguna moraleja
y haciendo que, de vez en cuando,
me pase alguna noche en vela. 

lunes, 7 de marzo de 2022

Otro domingo

Otro domingo en la cama
pensando en la semana
que ahora se acaba
y en la que ahora se levanta
¿Qué aventuras me deparan?
¿Cuál será la mejor mañana,
Esa que pasaré contigo?

Y es que la vida es un suspiro 
entre dos besos interrumpidos.
El mundo sigue a su ritmo
de caos casi infinito 
y yo solo pienso en estar contigo
y que todo sea igual de bonito
como una vida sin dolor.
Me pierdo en el amargo sabor
de una rutina por vocación
y tú entre temas de una oposición 
que parecen ser tu perdición.
Nos encontramos con la redención 
de otra semana que valió 
toda la pena que arrastra.

Nuevamente la semana pasa
y yo solo pienso en tu cara
y en cuánto tardaré en encontrarla
de nuevo a la mía pegada.
Otro domingo en la cama,
cambiamos ya de semana,
pero ojalá tu nunca cambies.
Y ojalá vivir cada mañana
con la misma ilusión y esperanza
que siento ahora al imaginarme
a tu lado en una noche estrellada
o en las tardes más nubladas
o en cualquier sitio que hable
el lenguaje con el que me hablas
y por el que ahora me hace falta
una vida en la que tú no me faltes.