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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

martes, 21 de septiembre de 2021

Anticipación

Poner el corazón en un puño 
es muy difícil.
El miedo al puñal oculto
de la mano amiga
es siempre un miedo
que quita el sueño,
que te ahoga,
que te hace sentir gris
o a oscuras
y que consume poco a poco
las ganas de vivir.

El futuro es una ruleta rusa
y pronto me toca apuntarme,
y me da miedo precipitarme
en cualquier abismo 
que rompa la alegría
que estos días suponen.
Tengo miedo de dejar atrás
a los amigos
por si no son tan de verdad,
o a la familia
por si cuando vuelva alguno 
deje de estar.
Tengo miedo de romper 
este presente 
y con este pasado reciente
en el cual soy 

la mejor versión de mí mismo.

Tengo miedo de perderte,
porque creo que encontré mi sitio
junto a tus manos frías,
el destello de vida de tus ojos,
el calor de tus abrazos
y junto a tu sonrisa.

Pero soy idiota.
Me anticipo a la lluvia
y los pronósticos se equivocan,
los nervios me pusieron 
en un día frío, lluvioso y gris.
Pero estando junto a ti,
solo sentí como salía el sol,
como hacía calor,
y como el color
llenaba mi cuerpo con cada menina,
con cada tesoro asirio,
con cada abrazo sin motivo,
con cada sonrisa compartida
y con cada beso de pura dulzura.

Incluso si salen sombras,
aprendiste los mejores 
hechizos de luz.
Nada más importa,
nada me duele
cuando estás tú.
La vida contigo es
un musical sin fin.
Y solo espero hacerte sonreír
tanto como tú me curas
cada vez que la amargura
me apuñala el pecho.

Mi corazón está en buenas manos:
las tuyas, querida Dafne.
Gracias por ser una gran amiga,
gracias por otra tarde
que jamás querré olvidar.
Gracias por ser la compañía
perfecta para cazar meninas
y para cualquier otra cosa
que nos propongamos.
No sé cuál será el fin de nuestro tiempo,
pero sé que iré contigo al fin 
de nuestro infinito mundo
y gastaré hasta el penúltimo minuto
en lo que gastamos todos los anteriores:
en ser felices sin restricciones.

¿Y el último?
Pues ya me conoces:
soy un melodramático
y siempre me gusta
concluir en condiciones.
El último de esos minutos
sería para darte las gracias
y decirte que te quiero.
Pero, por días como este,
no puedo esperar ese momento
y tengo que dejártelo ya claro:
gracias por otra cita 
en la que fui muy feliz.
Que te quiero,
por todo lo que pueda decir
y todo lo que soy incapaz
de expresar en estos versos.
Gracias por ser en estos tiempos
lo mejor que la vida me pudo dar.

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