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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

domingo, 31 de marzo de 2019

El viaje a Avgiduil I

Me encontré tumbado sobre el agua
de la inmensa playa de Amarok.
Pensando y mirando la misma nada
que desde hace tiempo pretendía
no conocer,
ni reconocer
como que era parte de mi vida.

Me planteaba cuál sería mi próximo paso
en este camino a veces tan impredecible.
Me acordé de todas las veces que he errado
pero con un sentimiento bien distinto:
sin culpa alguna,
sin ninguna duda;
pensando solo que es parte de mi destino.

Ahora que soy un huracán, poco importa
si soy de fuego o si soy de agua, o si fui
un indeciso que nunca se conforma.
Es difícil pensar a veces únicamente
una sola respuesta
o una sola propuesta
que a toda exigencia parezca suficiente.

Ahora me doy cuenta de que los tiempos
han cambiado casi sin darme cuenta.
No conseguí dominar mi segundero
mientras ganaba control de un espacio
que supe ganar,
que me supo apartar
de una estabilidad que creí haber logrado.

Pero con este vacío, que parecía irreparable,
conseguí hacer de los minutos, segundos
y de las semanas, días tan interminables
que el dolor se murió de puro aburrimiento
entre versos marchitos,
entre besos perdidos
de un pasado que alcanzar ya no deseo.

Conseguí más control de cada minuto
con un sacrificio que fue mi última baza
frente a la desolación de la que rehuyo.
Ese sacrificio me supone una lágrima
que desaparece,
que no resplandece
en el vasto océano de lamento de mi ánima.

Cuando abro los ojos y salgo de mis ideas,
me encuentro en medio de la nada,
la orilla de la playa muy lejos ahora queda.
Mi liberación personal se ve en mis versos
con menos estructura,
con más locura;
ya no son un arma para callar mis lamentos.

Mi liberación me ha llevado a la deriva
y mi futuro es como este mar: abierto.
Pero un tiempo después alcanzo una isla
en la que se erige una torre de piedra;
en cuya cima
se divisan
direcciones hacia una nueva tierra.

Tomo la dirección hacia lo desconocido
hacía una paz que, aunque no sea perpetua,
me prepare para los futuros más sufridos.
Porque en todos los viajes de la vida
dejas algo de ti
y ganas algo para ti,
empieza un viaje más a través de mi poesía.

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