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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

martes, 2 de abril de 2019

El viaje a Avgiduil II

El viaje continua y el mar se vuelve tempestuoso.
Por suerte, mi magia me lleva volando,
y hallo por fin un lugar donde rompen las olas.
He encontrado una isla, y un acantilado
cubierto por vasto manto verdoso
que recuerda a las tierras de Escocia.

Descanso al borde del acantilado, con la lluvia
acariciándome por todo mi cuerpo desfallecido:
necesitaría descansar, pero no sé donde estoy
así que prosigo, camino, insisto y persisto
en encontrar caminos lejos de la espuma
de un mar que no me dirá jamás quién soy.

Sigo caminando, y los prados nos acompañan
por encima de las propias nubes de tormenta.
El sol ha salido, y se ve un bosque enorme
que parece ser la única alternativa correcta.
Destellos de luz se cuelan entre todas las ramas,
corazonadas quizás de nuevos horizontes.

Sigo caminando, después de muchas horas,
y me encuentro que el bosque ha terminado.
Hay un vasto claro y solo un limonero,
majestuoso, que parece un lugar adecuado
para sentarse sin ninguna zozobra
mirando el bello color azul del cielo.

El camino parece seguir, pero yo solo
puedo ver el sol y estos bellos limones.
Me siento en paz, me siento tranquilo,
y siento una presencia en los alrededores.
No sé qué deparan estos nuevos territorios
pero paso a paso completaré el camino.

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