Himno hacia ella

¿Podré volver algún día
al lugar de donde vengo?
Allí nada de nada sabía,
pero tampoco tenía miedo.

Un ángel que sacrificó
todo su tiempo y belleza
por un fin que es superior
y que dudo que alguien comprenda.

Un ángel la vida trajo
y lo recordó con cicatrices,
y tras veintiún años,
le faltan muchos días felices.

La ruleta de la enfermedad
giró a veces con desidia.
Sufriste mucho, ¿verdad?
Pero nunca caíste rendida.

Un ángel lloró muchas veces,
a veces por mi culpa,
incluso cuando se merece
que le sonría la fortuna.

Un ángel sonrió con orgullo
cuando la vida creada
dejó huella en este mundo
que tanto nos maltrata.

Porque no quiero himnos
ni banderas alienantes.
Estando ella conmigo,
tengo por lo que sudar sangre.

Por eso hoy le dedico
un poema más.
Por no haberse rendido
por no dejar de amar.

Por ella vuelvo a sentir
lágrimas en mis versos.
Ella me concedió vivir
y yo por ella muero.

Muero por que sonría,
muero por darle una razón
para mantenerse optimista,
muero por verdadero amor.

Por un coraje extraordinario
y que es digno de mención.
Mamá, yo estaré a tu lado
hasta el fin de mi condición.