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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

domingo, 18 de enero de 2015

El mate del pastor

Comenzó entonces la partida de ajedrez:
tú a un lado con el corazón blanco
y yo al otro con el corazón deteriorado,
y con miedo a poder perder.

Tus peones avanzaban hacia delante
y yo la misma respuesta te devolví,
pero, cuando no te fijaste,
yo había movido el alfil.

Tus defensas, impasibles, me miraban con asombro,
mientras los peones caían
y mi reina, avanzando desde el fondo,
sobre tu rey se cernía.

Intentaste atacar con los peones,
semillas de esperanza en el tablero,
pero no tuviste más ocasiones:
mi reina acababa de sentenciar el juego.

Mi reina, la poesía, puso tu corazón contra las cuerdas
y entonces te mire a los ojos,
recordando aquellos detalles tan hermosos
que hacen que el amor valga la pena.

Tiré a mi rey, y tiré a todas mis fichas,
tiré el tablero y tiré hasta la mesa,
porque el amor no entiende de estrategia,
porque, esta vez, en tablas quedó la partida.

Te abracé en un intento de para siempre,
y es que de un juego nació la dicha,
porque los estrategas de amor no entienden,
porque, esta vez, ambos ganamos la partida.

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