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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

viernes, 24 de noviembre de 2023

Torres de ladrillo blancas

Más de veinte años en este lugar:
las calles donde una vez crecí.
Todos nos conocemos cada vez más,
nos conocemos cada vez menos
con tanta gente que viene y va.
Al que no enterraron, se jubiló
y se fue al pueblo en busca de paz
y nosotros, que crecimos aquí 
nos preguntamos si nos queremos ir.

El otro día vi a una vieja cara conocida
y me dijo lo mismo que otras muchas:
se mudaron ya a barrios adyacentes,
más acordes a salir en Tik Tok,
mientras la resistencia desfallece
con cada tienda que dice adiós
para dar paso a una nueva casa baja.
Zulo posmoderno, nido de cucarachas
a ochocientos euros al mes
como si fuéramos la puta Malasaña.
Nos miramos los jóvenes, angustiados
como si viéramos morir una galaxia,
sabiendo que no nos podemos quedar,
aunque quisiéramos quedarnos.

Casas de apuestas, opioides con diazepam,
falsas promesas de riqueza sencilla
en criptomonedas y perfiles de OnlyFans
que suplantaron al sueño de prosperidad
que guardaban los títulos universitarios.
Series de moda, bulos guerracivilistas,
contratos precarios encadenados encadenando
a vivir sin mirar mucho más lejos.
El tiempo vuela y la vida se nos pasa
sin muchos en los que dejamos recuerdo
pero con muchos a los que recordar
en enormes torres de ladrillo blancas
que cada día saben menos a libertad.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Viajes reales e imaginarios

Quiero irme de viaje bien lejos.
Lejos del doctorado, de los problemas,
de los dilemas que la muerte pone en la mesa
de una familia en la que todos se cogen de la mano,
a la par que del cuello. 
Quiero sentir el viento en la cara,
tumbarme en un mar de flores silvestres amarillas,
mirar los cielos grises desde una ventana
leyendo mientras algún libro de poesía...
Lo que sea, pero lejos de aquí.

Quiero irme de viaje bien lejos.
Me lo repito para ver si me armo de valor,
pero también porque lo deseo de verdad.
Quiero escapar de las meriendas de reencuentros,
de la terapia barata, de la necedad de un traidor
que bien no me quiere y por eso me harta a llorar.
Quiero salir de los absurdos compromisos autoimpuestos,
sentirme bien conmigo mismo, mirar al cielo
y no pensar que mi muerte está cerca,
ni pensar qué estoy haciendo con mi vida
ni qué demonios haré en un futuro con ella,
ni si hice que este día valiera la pena.

Quiero irme de viaje bien lejos, pero contigo.
Lejos de tus apuntes, en cielos muchos más azules,
como los que soñamos las pocas veces que pudimos.
Muchas veces me percibes en escenas opulentas,
en lugares que ninguno hemos conocido,
pero te aseguro que solo te necesito.
Imagina, los dos en una cama, una canción tranquila,
nuestras manos entrelazadas, intercambiando cosquillas,
que vayan desde las mejillas hasta la espalda,
que propicien besos que sean mezcla imprecisa
del candor de la primera cita
y el calor de miles de días a nuestras espaldas.
Quiero ver el brillo de tu sonrisa,
intenso como una galaxia,
perderme en el universo de tus ojos, soñar despierto
y que no pensemos en el futuro incierto,
sino en el intento de que este momento jamás acabe
y que se nos clave tan dentro que sea indescriptible,
a la par que tan simple como acabo de contarte.

Quiero irme de viaje bien lejos.
Contigo.
En un mundo que no deja de sonar,
quiero que me liberes de todo el ruido.
Quiero sentirme otra vez pequeño,
ante una sensación tan inmensa y familiar
como ver el brillo de tus ojos
mientras siento el roce de tus dedos.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Pecados capitales

Tanto tiempo sin tentarme a vivir en verso,
creía haberme fragmentado en partes.
Nunca hice esto por obtener talentos
pero no puedo evitar encontrarme
algo desorientado,
algo contrariado,
algo aturdido.
La sola conjetura de grandeza
me ha tenido meses sin poemas,
mientras muchos me pregunta por una novela
que no sé si en verdad conocen,
y que no creo que vaya a terminar.

Tengo los puños cerrados
para que no se me escapen cosas que siento
y que a más de uno le harían daño.
Tengo la boca abierta y divierto
y me divierto y me distraigo.
Trato de no pensar demasiado
en unos cuantos detalles intimidantes
de un futuro del que no puedo separarme
salvo perdiendo el calor en los labios;
cosa que no quiero,
y con la que no me apetece bromear.

Mis uñas se acortan, mis dientes se aprietan,
y las vueltas en la cama son la penitencia
a los pecados de mi arrogancia por logros fútiles,
de mi codicia por el reconocimiento,
de mi vanidad por llevar innecesario sufrimiento,
de mi envidia por comparativa con el resto
de mi lujuria insaciable por vivir nuevas experiencias
de mi gula ansiosa y primigenia.
Me aferro a brazos, labios y dedos,
me cubro inocente de pecados capitales
en los que, por no disonar de más en mis versos
dejé que me entrarán más de siete males.