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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

domingo, 13 de junio de 2021

Ciclo de vida

Siempre en las manos incorrectas,
soñaba con ser un héroe y salvar vidas
cuando era incapaz de no poner la mía
a salvo de las más crueles tormentas. 
Compañías pasajeras,
compañías utilitaristas
y compañías de emergencia 
que siempre permanecían 
hasta que un día desaparecieron.
Recuerdo decir que amigos verdaderos
había solo tres,
pero claramente me equivoqué.

Núcleo pequeño, núcleo grande,
núcleo poderoso, núcleo inestable.
Tan pronto como llega la calma 
la ves escaparse por tu ventana.

Bailando torpemente mi mágico danzar,
caí en nuevas manos un tanto distintas.
Recordaba esa frase de mi familia:
"Quien bien te quiere, bien te hará llorar".
Me cubrí las espaldas
con las uñas más afiladas
y las manos más delicadas. 
Pero nunca me quise lo suficiente 
como para que esto fuese
un modelo correcto para seguir.
No dejaba de ver crecer Madrid:
nuevas personas, nuevas combinaciones,
Fotos llenas de buenas intenciones,
que no vaticinaron las futuras traiciones,
ni todas las noches 
que me fui a la cama llorando,
que me fui a la cama odiando
cada aspecto de mí que percibía,
cada error que cometí en la vida.

Núcleo pequeño, núcleo grande,
núcleo poderoso, núcleo inestable.
En algún momento se toca fondo
y comienza un ascenso tedioso.

Poco a poco, mis malas decisiones 
se tornaron sin quererlo en buenas.
Algunas uñas largas se quiebran
y otras me libran de mis tentaciones
de aferrarme a pasados ponzoñosos.
Nuevas manos son mi apoyo
y son medicina ante el pesar 
que otros dejaron para la posteridad 
en noches en las que no tengo sueño 
y sí los suficientes tormentos
para saber que tendré pesadillas.
Buenas Compañías,
buenas intenciones,
buenos días que viví entre algodones;
casi como si la vida me quisiera
dar un poquito de tregua
y un respiro antes de la próxima tormenta.

Núcleo pequeño, núcleo grande,
núcleo poderoso, núcleo inestable.
La plenitud nunca dura para siempre
y, por más que la quieras, se desvanece.

De pronto, el mañana huele a tristeza.
No hay puentes ni islas que unir.
Hay un extraño vacío que me hace sentir
como si estos diez años jamás hubieran
pasado en absoluto.
Soy el que sobra en los grupos:
el tercero de una mesa de dos,
el quinto en una mesa de cuatro.
Tres son multitud, eso ya lo sé yo;
pero con lo de "No hay quinto malo",
en eso se equivocaron.

De pronto me veo con viejas teorías,
creyendo solo en tres amigas, 
con ganas de perderme en  calles y callejones,
ganas de encerrarme en mis pasiones 
y no en mis tormentos.
Pero díez años pasan factura:
Madrid se me queda ya pequeño,
tengo ya muy pocos sueños 
y me pesa tanto a veces la amargura
que sencillamente no puedo 
visualizar nada más. 
Este extraño ciclo vuelve a empezar 
y dejo verdaderamente atrás
la más alocada y perfecta
década que pude desear.
Tuve tanto por lo que soñar 
y poco de todo aquello queda,
salvo la extraña certeza
de que el sol sigue saliendo
y que mi corazón sigue latiendo
y que eso es lo único que importa.
Adiós al rosa en mis historias,
adiós a las fotos de toda una vida,
adiós a toda aquella poesía
que un día puse en amigos del alma,
en amores de mi vida
y que ahora son recuerdos que se marchitan
rumbo a no ser nada...

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