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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

domingo, 14 de enero de 2018

(In)madurez y su (des)dicha

El mundo se hace más grande
con tantas cosas por conocer,
pero mi mundo más pequeño
se hace cada día y cada mes.

Quizás sea la falta de perspectiva,
quizás la perdida de identidad,
quizás me sepa ya los límites
de esta fortaleza espiritual.

Quizás me esté quedando solo
ahogado entre mis fantasías
mis visiones del futuro
y el dar cosas por perdidas.

Quizás ya haya llegado mi hora
de ser uno más entre los humanos.
No digo que sea excepcional,
solo digo que antes era extraño.

¿Y qué queda ahora? Nada.
La mediocridad es el alimento
de una vida a la que privé
de vivir idílicos sueños.

Y no digo que eso esté mal,
mas no diré que me guste.
Pero yo no soy el que era,
morí donde ellos se pudren.

Ellos, mis sueños, que mueren
en la fortaleza más inexpugnable.
Que nada ni nadie haya creado.
No hay nada que ya nos salve.

Y quizás el mundo se haga
más grande, o puede que
la ventana dé la impresión
de que hay mucho más que ver.

¿Y en qué quedo yo?
En un intento más a la lista,
en un fracaso sin relevancia
en un callejón sin salida.

Hoy las noticias de otra parte
hablan de un mago que triunfó.
No busquéis mi nombre ahí,
porque ese nunca podré ser yo.

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