El imposible y anhelado letargo

Ha pasado un año seguramente

desde la última vez que te escribí.

Han pasado ya varios meses

desde que por última vez fui

a verte a la que era tu morada,

en aquella donde los que te aman

tienen hecho un monumento

para perpetuar tu recuerdo.

No obstante, no pasa un día

en que no recuerde lo aprendido:

todas esas lecciones de vida

que quisiste compartir conmigo

y que dentro de mí guardo.

Mas temo yo ser el encargado

de conservar tu entera esencia,

pues nunca haré justicia correcta.

Eras bueno, demasiado bueno

para pertenecer a este mundo.

Que muere joven solo el bueno

es algo que comprobé seguro.

Y nunca tenemos mucha tregua,

cuando los domingos en la mesa

siempre surge alguna memoria

de tu más que variopinta historia.

Apuesto a que si me vieras ahora,

no estarías del todo satisfecho

viéndome en mis más bajas horas

y sin echarle ese coraje bueno

que tú me enseñaste a mostrar

contra un mundo lleno de maldad.

Como te he dicho hace un rato

para este mundo era demasiado.

¿Te cuento una vez más un secreto?

Anoche, mientras buscaba dormir,

comprendí que te echaba de menos

cuando de la nada me acordé de ti.

Porque es duro andar con la soledad

y no tenerte para poderme aconsejar

Porque aunque vayan cuatro años,

aún creo que solo estoy soñando.

Ojalá mañana me despertara 

y vinieras a comer con nosotros.

Ojalá poder jugar a las cartas

y dar un paseo los dos solos.

Ojalá volver atrás y coger mi tiempo

y llenarlo contigo de grandes momentos.

Que sigo siendo ese débil niño,

que te quiere y llora el haberte perdido.

Cosas de la edad

Hace ya algunos años
mas aún recuerdo como
esa intro me hacía sonreír.
Y pese a vivir de todo,
muchos momentos quedaron
muy adentro de mí.

Matt era como un dios,
era un show con inteligencia,
era el maldito nova más.
Ahora hay mucha referencia
y temo que Nietzche con razón
no fuera capaz de errar.

Y es que se ha forzado
la realidad hasta el infinito:
es todo un universo.
Pero llega a ser retorcido,
pues tras casi treinta años
hay un caos inmenso.

Mucha gente, algunos
prácticamente desconocidos,
junto cameos varios
mientras otros, desaparecidos,
dejan entrever al mundo
que los buenos días pasaron,

Me duele decir esto,
y no se si es la edad
o quizás una revelación,
pero llegó la hora final.
Y duele decirlo, pero temo
que el final ya les llegó.

El hechicero de tu amor

Quizás nos tiramos todo nuestro tiempo

pensando en que aún queda para felices

poder ser.

En realidad, nuestras vidas son débiles,

pudiendo borrarse en cualquier momento

y sin querer.

Puede que sigamos prorrogando el tocar

el cielo y el buscar las estrellas que sean

más brillantes.

Puede que la realidad que ahora se desecha

luego nunca jamás se pueda recuperar

del desastre.

Puede que a veces crea que estoy carente

de mi magia, pero en realidad no creo

que sea así.

La magia no se pierde, es algo eterno.

Y la mía nunca falla, pues está siempre

dentro de mí.

Aún puedo viajar en el tiempo y lanzar

hechizos inventados en mundos propios

de mi ficción.

Aún puedo llegar tan lejos como otros

y allí toda la magia que soy poder usar

y así ser el mejor.

Ni siquiera el cometa más bello del firmamento

me puede negar que tú eres preciosa

a más no poder.

Y es que, en realidad, mi magia más hermosa

es sacarte una sonrisas en los días más negros

que puedas tener.

Que tu nombre se escribe con la misma pasión

con la que un artista ama cada obra de arte

que él mismo hizo

Tengo ases en la manga y pañuelos interminables

para sentir así la otra magia: la magia del amor.

Esa que vivo contigo.

Cuando los ángeles dejaron de cantar

Carente de magia saco mi florete
y busco luchar con el honor
que pueda quedarme todavía.
¿Es el fin o solo me lo parece?

La lluvia cae con intensidad
y oculta mis pesados sollozos.
En otra tarde gris concatenada
¿se olvidaron los ángeles de cantar?

Nunca creí que esta nuestra guerra
pudiera llegar a darse algún día.
Nunca creí que toda la esperanza
pudiera borrarse con una tormenta.

Florete al cielo y y grito de batalla:
mi poder se doblega ante el enemigo
que una vez más ataca desde dentro
y que poco a poco más me mata.

Sombras, alucinaciones y espejismos
me acechan cuando caigo al suelo.
Saben como yo que esto se acaba,
que dos dedos me salvan del abismo.

No me rendiré, he de seguir luchando,
aunque esta vez seguro vaya a morir.
Al menos podré irme de este mundo
y quizás vea a los ángeles de nuevo cantando.

El dolor sin la herida

Después de tantos intentos
encontré alguna respuesta
concerniente al problema
en el que siempre me encuentro.
Puede que se acabe todo,
culpa de mi mala cabeza,
incluso lo que con certeza
óbice antes no fuera.
No pierdo y aun así lloro.

Tengo la vida torcida de forma
ridícula por malas decisiones,
incluidas las tontas razones
sirvientes de la discordia.
Tengo el sentir por los suelos:
en mi baraja no hay corazones
zarpando hacia los colores
afables de nuestro tiempo.

Después de todo el esfuerzo
estoy en el principio
sintiéndome total desprecio.
Gano cada día menos,
aumento más las derrotas
no sé que será de mi ahora
ante la ausencia de tus besos.