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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

lunes, 6 de febrero de 2017

2011

Una canción ya adulta se hace nueva para mí
y la canción me lleva de vuelta a mis historias.
Volvemos a la época donde la magia era el arma
para sobrevivir a esa transición tan ominosa.

Un año que fue extraño, así como el gran final
del límite de todas esas fantasías tan irrealizables.
No obstante, también fue el principio del periodo
de estancarse por dejar de mirar hacia delante.

Si mi mente, como mucho tiempo, era clásica
mi corazón infantil miraba a este año con fervor:
cumplir esos sueños de las películas con musical
esos que creí que eran de mi propia ambición.

Troy y Gabriella no me advirtieron de que España
no tiene por regla general los bailes de fin de curso.
Tampoco me advirtieron las series de televisión
de que sobrevivir en sociedad podría ser muy duro.

Y es por las expectativas que nunca se cumplieron
que me quedé estancado en el año dos mil once.
Por suerte todo eso pasó, y me hice más fuerte
pues aprendí a encontrar lo que me daba real goce.

Me consuela saber que no fui el único que estancado
se quedó esperando a que se cumplieran sus sueños.
Mi némesis mordió el polvo de la misma manera,
aunque él sigue dentro de la mentira sin conocimiento.

De ahí que muchos rían recordando aquellos días,
mientras yo sonrío de haber conocido la felicidad.
Conocer mi Sanvi, conocer a mi ninfa y a mí mismo:
conocí todo lo que buscaba cuando dejé de buscar.

Y sigo sonriendo cuando recuerdo a ese adolescente
que buscaba a una princesa a la que hacer poemas.
Me río de pensar que no tuve nada cuando lo quise
y ahora tengo todo por hacer mi vida junto a ella.

Por eso no sé de qué te ríes, mi querido enemigo,
cuando nos cruzamos por las calles de nuestro barrio.
Abre los ojos, estás solo y poco a poco te consumes,
por llevar contigo todo aquello que yo di de lado.

Y si pude contigo, sé que nada me puede parar ya.
Los que vengan a atormentarme no hallarán tormento:
hay Queen, hay poemas, hay cosas malas y buenas,
hay amistades que durarán una vida y amor verdadero.

Así que en realidad, poco importa que septiembre
acabará, o que ya no me quede ni siquiera París.
Dos mil once es historia, así como estas memorias,
y los sueños, todos reales si la ninfa está junto a mí.

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