Las noches con Sabina

La noche me mece por las calles del pueblo

y me muevo con una suave parsimonia

mientras el silencio nocturno me rodea.

Esta noche rebusco en mi memoria 

alguna señal de que una vez fui cuerdo

y de que no se está tan mal aquí fuera.

Me muevo como si estuviera aturdido

una magia nueva me guía

y en las calles impera el silencio

mientras en alguna parte suena Sabina

que con sus diecinueve días de olvido

hace que mis quinientas noches sepan a poco tiempo.

A veces me pregunto a mí mismo

si hubo una época dorada 

y si esta volverá

porque las cosas así me hartan

y no me suponen  algún desafío

y tampoco lo supondrán jamás.

Quiero paz, armonía y amor

de una manera sutil y recíproca

para poder de una vez sonreír

y no caer en una situación equívoca 

donde impere el dolor

donde duela el vivir.

Quiero que seas la razón de mi felicidad,

el motivo de mi lucha para salvar el mundo

y el título de mi manifiesto de cambio.

Quiero que nos demostremos que lo absurdo

es algo que alguna vez se debe intentar 

y quiero creer en el amor a tu lado.

Quiero que seas la estrella fugaz y su deseo

que seas mis buenos días y mis buenas noches

que seas los libros que leí y los que me quedan,

que seas de mi corazón la causa más noble,

que seas cien poemas y miles de versos,

que seas en este extraño cuento mi dulce princesa.

Lentos suspiros del estío

Miro el reloj con desasosiego,
miro a la televisión una vez más,
miro las hojas de un libro viejo,
el tiempo pasa lento si tú no estas.

Suspiro en la noche
viendo las estrellas.
La causa es noble:
suspiro por tu belleza.

Escribo poemas plenos pensando en ti,
pero al leerlos se quedan vacíos;
vacíos porque no estás aquí,
vacíos porque no estás conmigo.

Deseo tener ahora uno de esos coloquios
donde yo me reía en mi ignorancia
mientras tú me iluminabas del todo
con tu sabiduría desmesurada.

Abrumado por tanta parsimonia,
me iluminas con tu luz de musa
que hace armonía en la discordia
y amor y fortaleza ante la duda.

Mi sexto arte

Eres esa luna llena
que me inspira a escribir
y eres la escultura más bella
que jamás vi por Madrid.

Eres la cultura que se marchita en las clases
y los libros que nunca he leído.
Eres del primer al séptimo arte:
eres un placer prohibido.

Eres la filosofía que estudié y quise reflexionar
y la música que desconozco.
Eres una estrella fugaz
y también la primera hoja del otoño.

Eres una sonrisa en el firmamento
en la noche más oscura
y eres la gran razón
que cubre mi vida de dulzura.

Eres esa razón que hace que me levante
sonriendo al mundo y a la vida.
La razón por la que en mi mente
persiste la poesía.

Estar contigo

Ayer hubiera muerto entre tus brazos
ante el delirio de tu belleza
que, con tu hermosa sonrisa,
sé que eres la chica más bella.

Ayer casi desfallezco
ante tu asombrosa sapiencia,
¿qué más puedo pedir
si para mí eres perfecta?

Ayer deseaba tanto estar contigo
que me creí inmortal.
Haces que me sienta invencible
como un dios de la antigüedad.

Ayer hubiera deseado
que se parara el tiempo
para que no hubiera
un adiós bajo dos besos.

Hoy escribo esta poesía,
pues ayer fui feliz y me sentí vivo.
Y, si aún dudas por qué era
era por estar contigo.