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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

martes, 28 de abril de 2020

Versos de la cuarentena

Estos son los primeros versos
que hago en mucho tiempo.
Hacía demasiado
que no me golpeaba el silencio
con tanta acritud.
He escrito canciones,
he compuesto melodías,
he estudiado psicología
pero no hubo ocasiones
para versos que supieran
encontrar su sitio en mi jardín
con la usual sutileza
a la que me acostumbré
desde que llegué a Avgiduil.

Me siento medieval
con el tempus fugit
siendo el monotema
de mis días,
y el memento mori
el de mis noches.
La conciencia me envía
a los brazos de las eras
que ya completé
y la melancolía
me trae a los míos
a aquellos donde
pequeñas llamas se esconden
aún en las cenizas.

Mucho tiempo para pensar,
de eso no tengo duda.
La vida, como predije,
era un absurdo paraíso suspendido
que llegaría a su declive.
Ahora estoy en el extraño limbo,
privado de cometidos
y de libertades,
la vida se siente distinta cuando
la mayor de las responsabilidades
es aplaudir a las ocho.

Canción en bucle,
como de costumbre,
acordes que suenan
a un baile de graduación
de la película que no vi
o de la vida que no tuve.
Pero que me golpean
y enlentecen aún más estos momentos
del continuo espacio tiempo
en el que ahora vivimos.

Me enfado, sonrío,
contengo las lágrimas.
Me enervo al ver las redes
con el último de los delirios.
Mi yo de hace unos años
se sorprendería al leerme
diciendo que casi agradezco
ver algo de Sálvame
y no a nuestros políticos.
Que casi prefiero desconocer
antes que obviar la realidad,
porque veo aflorar
de nuevo a los subnormales
con mensajes de odio
en el peor de los momentos.

Hoy por alguna razón
me entraron las ganas.
Pasaron muchos días especiales,
en los que pude escribirme a mí,
a mi abuelo o a Dafne.
Pero ninguno nos merecemos
la elegancia y dulzura falsa
de mis versos
que perdieron la sonrisa de nuevo
entre la desconfianza en el progreso,
la ignonimia de nuestro Congreso,
con su política robótica y caótica
de este país de mierda
que no deja de perder personas buenas
y regala más tiempo a las malas
que siempre medran,
que siempre prosperan,
siempre se regodean,
siempre se aprovechan,
siempre menosprecian
nuestros esfuerzos estoicos.
Repito: esto no es un mensaje de odio,
sino, como ya dije,
de aburrimiento.
Quizás esté algo triste,
pero solo en este momento.
Ya se pasará.

Hay cuarentena de sobra,
y ya perdí la cuenta
de los besos y abrazos pendientes.
Perdí de mi memoria
todos los pensamientos,
fueran o no recurrentes
que todos estos días me siguieran.
Pero seguro este poema,
fruto del aburrimiento,
condensa bastantes de ellos
y hace que me mereciera la pena
terminarlo.
No sé si saldremos el 2 de mayo,
pero tengo claro que esto
no nos ha cambiado tanto
como creemos.
Siguen los aplausos
de la Resistencia.
Me atasqué buscando
un final elegante,
así que abrupto se queda.