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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

jueves, 28 de noviembre de 2019

Odio

Te odio.
Razones no me faltan,
pero es que no soporto
ciertas cosas tuyas.
Y algunas ya te las dije.

Odio mucho
el final de nuestras citas
por irme a casa con la mezcla
de añoranza y alegría
en los labios.

Odio oler tu perfume
y sumirme en la ilusión
de que a mi lado estás
hasta que el olor se esfume
y vuelva a la realidad.

Odio que mi mente
piense tanto en ti.
Es algo difícil de admitir
que me paso los días
añorándote.

Odio que me falte
tu chispa algunos días,
porque de veras moriría
si el cielo tiene solo la mitad
de la alegría que me transmites.

Odio que nuestra vida
juntos sepa tanto a presente,
porque sin futuros ni pasados
la vida sabe demasiado
como si fueras un bello regalo.

Y es que del amor al odio
el camino es extraño pero corto.
Sería posible cambiar
en este extraño poema
el verbo odiar por el amar
(Y viceversa).

Por ese mismo motivo,
las palabras a veces no importan
frente a las ideas que se asoman.
Te odio cuando no te amo y viceversa
pero por las mismas razones tan bellas.

domingo, 17 de noviembre de 2019

El viaje a Avgiduil VII

Dafne y yo volamos tranquilos
en este mundo de esperanzas
en el que juntos ahora vivimos
donde nada malo nos ataca.

Hacemos magia juntos,
hechizos de fuego y de luz.
Nunca antes mi magia pudo
ver alguien con tanto poder.

De repente, nuestras manos
se tocan mientras una sonrisa
se esboza en ambos.
¡Qué perfecta armonía!

En ese orden momentáneo,
esa sincronía peculiar
provoca una anomalía extraña
una distorsión de la realidad.

Es ver el dónde incorrecto
en el cuándo inadecuado
con respecto al lugar y al momento
en el que en verdad estás observando.

Es sentir orden en el entrópico
devenir de nuestro universo
Es un sentir melancólico
en algo que jamás hube hecho.

Es tan solo de unos segundos
pero es suficiente para comprender
que hay hechizos aun ocultos
que juntos podremos conocer.

Y seguimos experimentando
con el roce de nuestros dedos
esperando ver nuevos resultados
con los que llegar aún más lejos.

Nueva magia, nuevas posibilidades
que a mi realidad transforman.
Vivir es una aventura maravillosa
de la mano de mi querida Dafne.

martes, 12 de noviembre de 2019

Otoño en Cantoblanco

Un destello desgarra las nubes grises.
Se para el tiempo, mientras
los reductos del verano se despiden
con un atardecer que viene
cada vez más temprano.

El tapiz verde y amarillo
se torna marrón
hacia su muerte
para su posterior resurrección.
El gris, el azul, el verde
pegan maravillosamente
con una canción sobre la vejez
y con la pasión de aquel
que vive eternamente joven,
sin importar el cómo ni el dónde.

La vida y su muerte
se entrecruzan en las ramas
que se acarician en el campus
y también en las personas
jóvenes que acaban de llegar
y en aquellas que saben
que sus días
poco a poco
llegan al inevitable final.

Y no añoro, ni imagino.
Ni añado ni elimino:
la vista es perfecta.
Envejecer sabe a veces demasiado bien
para ser la muerte la recompensa.
E igual es el otoño
en mi querida Madrid:
Nunca se puede dejar
de ser feliz
apreciando la bondad
de los pequeños detalles,
como la caída de las hojas
y observar el paisaje
en un viaje en tren.

Queda tanto por vivir
tanta vida que ver crecer
y tanta que ver morir
antes de nuestra propia muerte
que tan solo bendigo mi suerte.
Doy gracias por seguir pisando
alfombras de hojas secas,
por no llorar más por mi guerra
entre las noches de verano
y los días de invierno.
Me abrazo a la decadencia
de los días de otoño,
alegres en su miseria,
tristes en su dicha,
los cuales son alimento perfecto
para caóticas poesías.