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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

viernes, 15 de diciembre de 2017

El patio del colegio

En el patio del colegio,
cuando era bien pequeño,
solo había niños
queriendo ser reyes
de un reino finito
en el que no tenían poderes.

En el patio del colegio
pocas normas hicieron
los reyes infantes.
Pocas hechas, todas rotas
fruto de una incesante
anarquía de color rosa.

En el patio del colegio
los reyes prestaban juramento
a otros reyes superiores,
cuyas normas si que eran
obedecidas sin objeciones
aunque algún delito hubiera.

En el patio del colegio,
faltaba el entendimiento.
Los diálogos, antes ricos,
y las historias, tan imaginativas,
carecen ahora de sentido,
diga la nostalgia lo que diga.

En el patio del colegio,
había heridas sin sufrimiento.
No había espacio real
para el resentimiento o el rencor.
Para cuando llegaba al final
el reino, a todo se decía adiós.

A veces echo de menos
los días que, en el colegio,
todos los problemas eran
cómo aprovechar el descanso
hiciera frío o lloviera
cuando salíamos al patio.

Sin embargo hay también
días para ver perecer
toda clase de añoranza,
pues parece que estuviera
de nuevo en la infancia
de nuevo en la escuela.

Los reyes infantes corrompen
las normas de sus superiores.
Hacen normas y pelean
y la madurez fallece
y la sensatez se ausenta
y las heridas permanecen.

Tantos días lo eché en falta
y ahora deseo que se vaya.
Deseo que no vuelva jamás,
y menos como en este encuentro,
donde los niños a la universidad
la hicieron el patio del colegio.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Días invernales y etéreos II

Hoy ha hecho más frío,
señal de que llega el invierno.
Vienen días singulares,
días de buscar sentido,
días de perseguir sueños.

Días de atrapar las fantasías
que soñaba por mi inocencia.
Sueños etéreos y cristalinos,
sueños de viejas poesías
cumplidos ya en las nuevas.

Un día parecido al de ayer,
te dije cómo de feliz
sería si te tuviera en mi vida.
Ese día también te besé,
deseando estar siempre junto a ti.

Ayer tú y yo no fuimos dos,
sino un solo elemento.
Una fusión tan precisa
que el mundo se paró
en torno a nuestros momentos.

Y es que eres mi amuleto,
mi fórmula secreta.
Tomas mis errores,
lo mandas bien lejos
y tornas mi vida en perfecta.

Porque no hay día malo
si tú lo tomas y sonríes,
si tú me miras y me besas,
si tú me envuelves en tus brazos
y haces que los problemas se olviden.

Que los días pasarán
y yo me haré más viejo.
Y habrá nostalgia,
pero contigo jamás
habrá algún arrepentimiento.

Porque sé que días
como el que ayer vivimos
tendremos miles.
Ojalá siempre mi guía
seas en los días sombríos.

Porque los días de invierno,
junto a ti saben mejor.
¿Y qué mejor manera
de saborear el cielo
que teniendo tu amor?

martes, 5 de diciembre de 2017

Días invernales y etéreos I

Hoy las palabras
se las lleva el viento.
Es un buen día para vivir
si tienes ganas
de cumplir tus sueños.

Cumplir sueños o tratar
ese insomnio recurrente
que me origina el paso
del tiempo y el pensar
que atrás quedan muchos presentes.

No soy el mismo
que jugaba a ser espía
en las tardes de verano.
No soy ya aquel niño
que jugaba todos los días.

Partes de mí quedan
en un camino que borra
poco a poco el tiempo
de mi mente no tan nueva.
Queda vida, pero ya se me agota.

Por eso viajar siempre
levanta el espíritu y calma
todo temor futuro.
Sobre todo cuando sientes
que no ha cambiado nada.

Hoy lo he vuelto a sentir,
y mañana se prevé lo mismo.
Tanto tiempo sin estar
y aun así poder percibir
el mismo calor infinito.

Y sé que he de seguir adelante,
no tengo otra elección,
pero ojalá no pudiera.
Ojalá reviviera cada instante,
cada victoria y cada decepción.

Porque los días de invierno
con alegría saben mejor.
¿Y qué mejor alegría
que revivir el sueño,
de volver, aun por un día, al San Viator?