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Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

jueves, 30 de noviembre de 2017

Siguiendo nuestro camino

Hay días en los que llueve,
mientras el corazón se seca.
Hay días en los que no se puede:
ves a toda la gente pasar
mientras tú resistes la tormenta
en la profunda soledad.

Noches estrelladas que solo
vemos ya en recuerdos.
Los días de gran aplomo
que la infancia nos brinda.
Pero todo queda ya lejos,
toda certeza quedó destruida.

Muchos, queriendo, se rinden
entre muchos lloros y quejidos.
Otros mientras maldicen,
no contentos con el presente,
prosiguen en su camino
en busca de algo diferente.

Porque llorar no nos devolverá
las cosas que en el camino
se quedaron por calamidad.
Nuestro consuelo restante
es preservarlas del olvido
y mirar hacia delante.

Siempre va a haber días
que sean para decir adiós.
Quizás duelan las despedidas,
algunas después de tantos años,
pero siempre será lo mejor
seguir caminando.

La lluvia volverá a los tejados,
lloverá tanto que nos mojaremos
hasta en los últimos resguardos
del más férreo corazón.
Habrá días malos, pero seguiremos
caminando con decisión.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Señal de advertencia

Quizás sea una señal de advertencia
lo que me dice
que hay fisuras en mi núcleo,
que hay heridas aún abiertas
donde echan raíces,
malos sentimientos.

Suena la alarma, exposición.
¿Cómo seguir con esto,
después de tanto fracaso?
¿Cómo sentir el corazón
como si este fuera nuevo
tras tanto haberse roto?

Ha entrado algo en el sistema,
quizás sea como la última vez,
quizás sea la vez última
que de la muerte vuelva
mi alma. Quizás pueda ser
que algo bueno ocurra.

Pánico, es lo que siento desde
que vive conmigo y en mí.
Más torpe que Marty McFly
cuando quiere, mas no puede,
salvar a Doc de morir
porque no arranca el Delorean.

A veces, casi sin darme
cuenta de qué está pasando,
me siento más inteligente.
Mi mundo es más estable
ahora que lo siempre deseado
es real y está aquí.

Llena mi vida de luz y color,
da armonía y equilibrio.
Es la perfecta compañía
en los días que hace calor
y en los que hace frío.
Todo es mejor con ella.

Y ahora que se acerca
el invierno, quiero recordar
que en uno llegaste a mi vida.
Solo queda que agradezca
que optara por ignorar
aquella señal de advertencia.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Suspiros de noviembre

¿Dónde ha pasado todo este tiempo?
Partimos de casa con apoyos,
partimos fieles a nosotros,
y cada día somos muchos menos.

Entre clase y clase, otro año pasa
¿qué tal se ve desde el presente
aquel futuro tan sonriente
y que cada día más nos mata?

¿Qué fue de los sueños esos?
¿Qué fue de todos esos días
donde siempre había compañía,
y siempre faltaba tiempo?

¿Qué fue de los amigos
esos a los que no ves
desde hace más de un mes?
¿Todo quedó en el olvido?

Y quizás una no temprana edad
por fin me trajo la madurez.
O quizás sea el envejecer
que me llenó de mediocridad.

Sin frenos, y con toda la inercia
bajo mis espaldas, buscando
que no duela un impacto
que ojalá no sobreviviera.

El declive, la decadencia, 
la derrota y el nihilismo.
Por nada lucho, por nada vivo,
murió todo lo que me dio fuerza.

Es de noche, y mis palabras se atascan
quizás porque el hábito hace al monje
y quizás hace ya demasiadas noches
que algo dentro de mí me falta.

Soy el hombre con el reloj
de bolsillo que revisa siempre
lo efímero que es el presente
y que el pasado no tiene solución.

Y aumentan los problemas 
que nunca resolveré, así
como las ganas de seguir
luchando contra la tormenta.

Desperdicio, eso se ha vuelto
la vida en la Universidad.
Prometieron una felicidad
que nunca hubo de por medio.

Y el tiempo se agota, como tambíen
termina mi carrera. Mis sueños
perecen con esos fragmentos
que estos años mataron de mi ser

Quizás sea ya la hora exacta
de que este hombre se duerma.
Que, para llorar en estos poemas,
mejor es hacerlo sobre la almohada.

Chispas huérfanas, puzzles inacabados

Esta no es la historia de tu vida.
un idiota soy por no conocerla.
Solo sé de los bellos recuerdos
encapsulados en mi vida entera.

Busco y siempre hallo respuestas
imposibles de ser pensadas.
O quizás solo sea por el temor a herir
lo que hace que estén guardadas.

No sería justo, aunque sí normal
que dijera  que eras importante,
sumamente, si me apura,
por ser sin necesidad tan amable.

Amable por decir algo sencillo,
simple como lo es la infancia,
etapa donde más te recuerdo
en aquel piso de la cuarta planta.

Y quizás sean tus años, o la nostalgia
de verte partir, que afirme sin reparo
que fundaste la ciudad de los que
ahora espero que te hayan guardado.

Que el mundo ha perdido una razón
de esas por las que sonreía.
Dejas atrás un puzzle inacabado
y la chispa que fue tu vida.

Que Dios aprieta pero no ahoga dicen,
pero tu vida te puso mucho aprieto.
Descansa ahora, viejo amigo,
vuelve a respirar y alza el vuelo.