-->
Vivero de poemas de toda una vida y de las de aquellos que pasaron cerca. Libre de prosa desde el 2012. Antiguamente, Poesías de una Noche de Verano

miércoles, 28 de octubre de 2015

Amor obsolescente, final programado

El amor se ha vuelto
una cruel y triste desdicha,
un feliz periodo de prueba
o un juego de complacer con la mentira.

El amor ha quedado
como una moda desfasada
y el amor ha quedado sujeto
a obsolescencia programada.

Y yo siendo feliz me pregunto
cómo gobierna la incoherencia
si el amor es sencillo:
solo es respeto, cariño y paciencia.

El problema es que los necios
siempre dependen de la suerte,
no se dan cuenta de que es solo actitud:
por eso mi suerte depende de tenerte.

Por eso pido que el amor
no se crea que es para siempre,
que se busque el ideal, que no se asuma el dogma,
que pase del hasta al desde.

Que la gracia es probar fortuna,
que no es lo mismo que probar suerte:
fortuna es para disfrutar todos los días
de mi suerte, que es tenerte.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Tu imperio de tierra

Saltaré de la silla y tensaré la soga
que sostendrá mi cuerpo del cuello,
apretaré el gatillo apuntando a mi boca,
para asegurarme de que esté muerto.

Todos dicen que soy endeble por creer
en la felicidad de lo espiritual.
Necios son ellos por no saber
que perece todo lo que es terrenal.

Toma todo el mundo que quieras,
toma mi cuerpo también,
crea tu imperio hecho de tierra,
que la muerte y el viento van a barrer.

No me queda furia siendo una fiera,
no me quedan espinas siendo rosa,
soy un veneno que ya no envenena
soy una extraña felicidad ponzoñosa.

Toca la felicidad de muchos cuerpos,
toma la felicidad que puedas abarcar,
toma la felicidad que, una vez muerto,
a otros necios mucho va a alegrar.

Toma todo el mundo que quieras,
toma mi cuerpo también,
crea tu imperio hecho de tierra,
que la muerte y el viento van a barrer.

Repetidme a golpes que no llegaré lejos,
me da igual, mi viaje no es en vano,
mis pasos son largos y certeros,
y solo pretendo estar a su lado.

Dadme con el látigo de vuestra
utópica victoria sobre mí:
os perseguirá en la conciencia
la verdad cunado llegue el morir.

Toma todo el mundo que quieras,
toma mi cuerpo también,
crea tu imperio hecho de tierra,
que la muerte y el viento van a barrer.

No busco más armonía que la que tengo,
porque mi alma es mi fuerza y mi fuerza
es el saber que tengo todo lo que quiero;
¿para qué golpeas al cielo si no llegas?

¿Para qué hundirme si sabéis
que me levanto hasta sin razón aparente?
¿Para qué luchar si podéis
sed felices hasta por accidente?

Hoy no saltaré de la silla para morir,
ninguna soga rodeará mi cuello,
una bala en la recámara no ve en mí,
a un hombre que desee estar muerto.

Así seguirá nuestra batalla incoherente:
yo contra el mundo que tanto busca,
hundirme en la tristeza, llevarme a la muerte.
La guerra no ha terminado, sigue la lucha.

Toma todo el mundo que quieras,
toma mi cuerpo también,
crea tu imperio hecho de tierra,
que la muerte y el viento van a barrer.

viernes, 9 de octubre de 2015

Mundo de timadores

La vida dejó de tener sentido
el día que creí en el amor,
el mundo está más perdido
desde que se hizo un impuesto al sol.

La vida se tornó en una pantomima
el día que comencé a sonreír porque sí,
la vida se torno en una ponzoñosa caricia
cuando hicieron que dejara de creer en mí.

La vida se tornó el menor de los acordes,
pero suena como el sol mayor de bello,
porque entre los cien mil primeros golpes
me llevé el lado bueno de beber veneno.

Y es que me hice inmune y tóxico a la vez,
soy acero y hielo, una combinación
que contamina a mis ganas de poder querer,
a las de querer confiar en esta civilización.

Donde el cantar se juzgó por la vista,
y Gran Hermano es la meta a conseguir,
donde la fama es la meta prevista,
en este lugar no quiero vivir.

Donde llegar lejos es emigrar,
y donde te ayudan con la soga al cuello,
donde es un engaño el llorar,
en ese lugar vivir no puedo.

Y es que hoy es un día perfecto para ser feliz,
pero hoy no está en mi lista de intenciones,
fuera máscaras, comienza el baile del desliz
que es este insólito mundo de timadores.

Por eso, pídeme por ello lo que quieras,
menos que aprenda a sonreír,
bastante es que todas mis fuerzas
sean en querer que tú seas feliz.